¿Qué es el Detente o
Salvaguardia
del Sagrado Corazón?
El Detente del Sagrado
Corazón de Jesús; también conocido como simplemente Detente, o Salvaguardia del
Sagrado Corazón de Jesús, o Pequeño Escapulario del Sagrado Corazón, o también
Escudo del Sagrado Corazón de Jesús; es un sacramental de la Iglesia Católica
inspirado por las instrucciones que el propio Cristo anunció a Santa Margarita
María Alacoque.
El Detente es un emblema,
instrumento espiritual, signo o insignia realizado en cualquier tipo de tela
que muestra un profundo amor por el Sagrado Corazón de Jesús y que sirve por
protección contra cualquier daño que pueda infringir el demonio o cualquier otra
tentación o maldad del maligno. El poder del Sagrado Corazón de Cristo es muy
grande y protege a los católicos como si fuese una armadura espiritual.
¿Dónde colocar el Detente o
Escudo del
Sagrado Corazón?
El Detente puede ser usado
fundamentalmente en dos formas: como protección para una persona de manera
individual o como auxilio objeto o lugar que se quiera proteger de la
influencia del diablo.
En el caso de que se
emplee de manera personal, es decir, que lo lleve una persona puede ser
colocado en cualquier lugar que no haya riesgo de pérdida. Es muy habitual que
los creyentes lleven este sacramental en la cartera, en un bolsillo del
pantalón o de la camisa, colgado con un imperdible o enganche, se le ponga un
pequeño cordón para llevarlo colgado al cuello,… No hay ningún norma
establecida acerca del lugar para portar el emblema corazonista, pero si se
recomienda, dentro de lo posible, que se lleve cerca del corazón, a la altura
del pecho.
Si se desea colocar el
Escudo del Sagrado Corazón en nuestra oficina, hogar, tienda,… o en nuestro
coche se puede hacer. El Detente es un poderoso protector tanto para personas
como para lugares. El emblema de del Sagrado Corazón puede ser colocado en
cualquier lugar que sea digno de Nuestro Señor. Siempre teniendo cuidado que no
sufra ningún tipo de daño ni desconsideración. El lugar dónde este instrumento
espiritual quedará bajo la protección nuestro Salvador Jesucristo.
Sor Margarita María Alacoque, el
origen del pequeño escapulario del Sagrado Corazón de Jesús
El origen del Detente se
remonta al siglo XVII, fecha en la que Nuestro Señor Jesús se apareció a una
monja llamada Sor Margarita María Alacoque. La piadosa monja católica,
perteneciente a la Orden de la Visitación de Santa María (conocidas
popularmente como la Orden de las Salesas) del convento de Paray-le-Monial
(Fracia), recibió periódicamente visitas de Jesús. La primera aparición fue el
día de San Juan Evangelista de 1647. En estas apariciones Nuestro Señor fueron
el origen del Detente como signo del Sagrado Corazón de Jesús. En una de las
visitas, Cristo le dijo a la religiosa francesa que desea que una insignia para
que todos aquellos que sean devotos del Sagrado Corazón pueden llevarlo
consigo. Esta petición de nuestro Salvador fue puesta de manifiesto en una
carta, fechada el día 2 de marzo de 1686, que Sor Margarita María Alacoque
envío a la Madre de Saumaise en la que dice:
“Nuestro divino Maestro me
ha dicho que desea y quiere que se hagan imágenes pequeñas de su Divino
Corazón, para que aquellos que quieran Honrarlo en privado, puedan tenerlas en
sus casas, y otras pequeñas para llevarlas sobre sí”.
Este misiva es la semilla
que florecerá en el Detente. La devota monja empieza a coser pequeños emblemas,
muchas veces de tela blanca, con la imagen del Sagrado Corazón. Ella misma lo
empieza a utilizar a diario y a fomentar su uso entre sus hermanas de hábito.
Pronto el emblema se extiende entre las monjas de la Orden de la Visitación de
la Virgen María.
Los mensajes de Cristo a
Sor Margarita María Alacoque han sentado las bases de lo que se conoce como la
tradición parediana. Los emblemas corazonistas de aquella época se han
convertido en cotizadas piezas de coleccionismo cristiano.
Salvaguardia del Sagrado
Corazón de Jesús se difunde por Europa
A pesar de la gran
devoción que las hermanas de la Orden de la Visitación de Santa María tenían
por la Salvaguardia del Sagrado Corazón, fuera del convento el sacramental era
muy poco conocido. La mayoría de los católicos, laicos y sacerdotes, desconocían
la existencia y las grandes gracias que tenía el Detente (conocido popularmente
como Salvaguardia, Sauvegarde en francés).
Esta situación cambió
gracias a la intervención de a otra monja perteneciente a la Orden de la
Visitación de nombre Sor Ana Magdalena Rémuzat (Anne-Madeleine Rémusat en
francés). La hermana Ana Magdalena fue una monja de gran devoción por el
Sagrado Corazón de Jesús. A lo largo de toda su vida tuvo una fe inquebrantable
en el Divino Corazón de Cristo. Su gran amor cristiano le hizo merecedora de
que Jesús hablase con ella en numerosas ocasiones. En una de estas apariciones
Nuestro Señor le anuncia a Sor Ana Magdalena que Marsella, ciudad dónde estaba
el monasterio de la Visitación dónde vivía, sufriría una gran una gran plaga de
peste. El único medio para salvar al pueblo era encomendarse al Santo Corazón
de Cristo y emplear el Detente a modo de barrera espiritual contra la
peste.
La enfermedad asoló la
ciudad de Marsella en el año 1720. Sus efectos fueron catastróficos. Miles de
marselleses estaban contagiados por la enfermedad en muy poco tiempo. Las
hermanas de la Visitación, siguiendo las indicaciones que Cristo les había dado
a través de Sor Ana Magdalena Rèmuzat se apresuraron a repartir los Detentes
que ha habían estado cosiendo. Los Detentes se repartieron en la entre la
población y se colocaron en las puertas de las casas. En aquella época el
emblema corazonista era básicamente una imagen del Sagrado Corazón de Jesús con
el texto: "Arrête! Le Coeur de Jésus est là" ("¡Detente! El Corazón de Jesús está ahí"). También tuvo
una influencia directa en estas actividades el Obispo de Marsella, Mon. Henri
François Xavier de Belsunce de Castelmoron, más conocido como Mon. Henri de
Belsunce, Mon. François Xavier de Belsunce o simplemente como Obipo de
Belsunce.
Mon. Henri de Belsunce fue
fundamental para detener la propagación de la Gran Peste de Marsella. El Obispo
fue, junto con Sor Ana Magdalena Rémuzat y sus hermanas de hábito, el gran
impulsor para cumplir todas las premisas que Cristo le había dado a Sor Ana
Magdalen: la consagración de la ciudad marsellesa al Bendito Corazón de Jesús y
la entrega miles de Detentes entre la población. Además el Obispo tuvo una actitud muy
valiente y generosa mientras la enfermedad atacaba al pueblo ya que llevó a
cabo innumerables actuaciones, procesiones y celebraciones litúrgicas para
aliviar el cuerpo y el alma de los enfermos.
El proceder del Mon. Henri
de Belsunce, Sor Ana Magdalena Rémuzat y las hermanas Salesas combinado con el
efecto del Detente corazonista consiguieron su objetivo de manera magistral. En
el año 1722 la peste había sido vencida. Cristo había puesto bajo la protección
de su Sagrado Corazón a la ciudad francesa de nuevo tras tres largos años de
padecimientos.
Marsella fue primera
ciudad consagrada al Sagrado Corazón de Jesús, pero no fue la única. El
movimiento corazonista, desde ese momento, se extendió por todo el mundo de
manera imparable, se fundaron centenares de cofradías y hermandades, se
consagraron gran número de órdenes y congregaciones religiosas, ciudades y
diócesis en Francia y de todo el mundo. El Detente como símbolo del amor y de
la protección del Bendecido Corazón de Cristo fue utilizado a favor de hombres
y mujeres en numerosas ocasiones.
Por ejemplo, durante la
Revolución Francesa el signo corazonista fue empleado por sacerdotes, monjas,
laicos e incluso por los Reyes para defenderse de los ataques de los
revolucionarios. Muchos católicos franceses fueron perseguidos y asesinados por
portar emblemas corazonistas.
También fue especialmente
importante el papel del Detente durante las plagas de cólera que asolaron buena
parte de Europa. Información que puede ser contrastada por cualquier libro
sobre la historia europea del siglo XIX. Varios autores han tratado el tema en
profundidad.
El Papa Pío IX bendice
el Salvaguardia del Sagrado Corazón
El Salvaguardia
corazonista había alcanzado una gran popularidad en toda Europa. Desde los
Monasterios de la Visitación se había extendido por todos los estratos
sociales, desde los más humildes hasta reyes y el mismo Papa.
En el año 1870 sucedería
un hecho que pondría de nuevo la protección de Detente en boca de todos. Según
nos cuentan escritos de la época, siendo Papa Pío IX, llegó a su presencia una
madre que quería darle a conocer la historia de su hijo. La mujer sostenía que
su relato era de gran interés para el Santo Padre. Era una mujer amante de la
familia, devota del Crucifijo y de una gran espiritualidad.
Pío IX intrigado por la
insistencia de la mujer decidió concederle audiencia. La señora le contó que su
hijo había sido llamado a filas para ir a combatir al frente. Ella era una
persona muy creyente y tenía mucha fe en el Sagrado Corazón de Jesús como gran
protector de todos sus cristianos. Por este motivo había dado a su hijo un
Detente corazonista para que llevar siempre cerca del corazón.
El hijo partió de casa a
combatir con el Detente corazonista siempre guardado dentro de la camisa. En un
asalto en el que participó su batallón fueron sorprendidos por el ejército. La
mayor parte de sus compañeros de armas fueron abatidos por las balas enemigas.
En ese momento de muerte y horror el chico pudo ver como una bala que iba a
impactar en su cuerpo se detuvo, para de repente antes de alcanzarla. El escudo
de Cristo que su madre le había dado le había salvado la vida.
Al oír la historia el Papa
Pío IX se quedó callado, la forma en la que le habían contado la historia le
había maravillado. Tras reflexionar unos momentos dijo:
“¡Detente
enemigo, el Corazón de Jesús está conmigo!”
Palabras que han pasado a
la posteridad y que habitualmente están bordadas o impresas en el Detente que
actualmente usamos los cristianos. Además añadió:
“Doy
mi bendición a este Corazón de Jesús y quiero que todo lo que se
haga conforme a este modelo reciba esta misma bendición sin que tengan
necesidad de ninguna otra.”
En el año 1872, para
fomentar el uso del emblema corazonista, el Papa Pío IX decretó una indulgencia
de 100 días para aquellas personas que empleasen el Detente y rezasen el Ave
María, Gloria y Padre Nuestro.
Detente
bala, el Sagrado Corazón está conmigo
El diseño del instrumento
espiritual corazonista ha sufrido variaciones y adaptaciones a lo largo de la
historia. La mayoría de los preceptos que marcó nuestro Salvador se han
mantenido inalterables, pero algunos pequeños detalles han evolucionado. El
Detente ha sido un escudo que ha defendido a fieles católicos de todo tipo de
amenazas que el maligno ha puesto en su camino.
Originalmente, fue
empleado para detener enfermedades y plagas que diezmaron la población europea
en los siglos XVII, XVIII y XIX. La gran protección que otorgó el signo del
Sagrado Corazón de Jesús propició que este escudo espiritual cambiase
progresivamente su rol para servir como defensa de la Santa Iglesia Católica
frente a sus enemigos.
El Salvaguardia
corazonista ya fue empleado durante la Revolución francesa para proteger a las
personas defensoras de la Santa Madre Iglesia. Especialmente famoso es el
capítulo de Vandea, localidad francesa de gran tradición del Sagrado Corazón
que se levantó en armas para defender a la Iglesia Católica de los ultrajes de
los revolucionarios.
Durante la Primera Guerra
Mundial muchos de los militares contendientes católicos solicitaron a los
sacerdotes de sus parroquias que los bendijeses y pusieron sus vidas bajo la
protección del Sagrado Corazón de Cristo. Especialmente significativo fue la
presencia de emblemas corazonistas entre los soldados franceses.
En América Latina, dónde
el Detente había llegado por la influencia española, durante la primera mitad
del siglo XX, el emblema del Sagrado Corazón fue empleado por el grupo conocido
como los Cristeros en México y los soldados que combatieron a Fidel Castro y su
revolución comunista.
En España, la mayoría de
soldados carlistas, especialmente los requetés, y gran número soldados
católicos portaban en sus camisas, chaquetas o metidas en un bolsillo emblemas
corazonistas. Miles de combatientes estuvieron bajo la protección de Cristo Rey
en batallas que se desarrollaron en territorio español en el siglo XIX y en el
siglo XX. Fueron especialmente importantes durante la Guerra Civil que asoló
España desde el 1936 al 1939. Se ha encontrado documentación que los escudos
corazonistas tenían un precio de venta de una o dos pesetas. Actualmente son
piezas de coleccionismo cristiano muy cotizadas.
El Pequeño Escapulario
del Sagrado Corazón
A pesar de que el Detente
es conocido como el Pequeño Escapulario del Sagrado Corazón de Jesús, no es un
santo escapulario en el sentido estricto.
A pesar de que tanto el
escapulario (o la mayoría de los escapularios) como el Detente corazonista son
dos sacramentales reconocidos por la Iglesia Católica, cuentan con dos
características fundamentales que los diferencian.
La primera de ellas es el
diseño. A pesar de que puede haber variaciones en cuanto a materiales (pueden
ser de metal, madera, cristal,...), el Detente es básicamente una pieza de tela
con la imagen del Sagrado Corazón y el texto “¡Detente enemigo, el Corazón de Jesús está conmigo!”. En cambio,
el Escapulario, suele ser un artículo formado por dos piezas de tela unidas por
dos hilos o cordones.
La segunda gran diferencia
es que el Escapulario debe de ser bendecido e impuesto por una persona con la
potestad de hacerlo. El ritual de bendición e imposición debe de seguir unos
pasos establecidos por la Iglesia Católica. El Detente, en cambio, siempre que
tenga las características indicadas anteriormente, está sujeto a la bendición
que le otorgó el Papa Pío IX. No es necesario que sea sometido a ninguna
ceremonia ni ritual especial para uso efectivo. El diseño que definió el Papa
puede considerarse como definitivo a pesar de que haya habido distintas
adaptaciones.